martes, 5 de abril de 2011

La Herradura



La herradura, hecha de hierro y conocida por todos, talismán de buena suerte, cargado de energía positiva y deseada de ser encontrada.
Pero ¿por qué la herradura es un talismán que atrae la buena suerte? Los griegos ya la consideraban de ese modo en el siglo IV.
Era signo de prosperidad en los tiempos en que poseer un caballo era privilegio de nobles y hacendados.
Simbolizaba, además, la fuerza del caballo, las cualidades que se le atribuían a este animal y su gran utilidad para el trabajo, los desplazamientos o las batallas.
Ya entonces se creía que encontrar una herradura aportaba felicidad y buenos augurios. 

Pero la leyenda atribuye a San Dunstan, que llegó a ser arzobispo de Canterbury en el año 959, la tradición de colgarla de las puertas de las casas para proteger los hogares contra el mal.

Dunstan era un hábil herrero. Cuando era joven le gustaba pasar su tiempo en la forja de la abadía de Glastonbury y en la de Mayfield. Nuestra historia dio comienzo un día en que se le presentó un hombre a pedirle unas herraduras para sus pies. El herrero vio que aquellos pies tenían una forma sospechosamente parecida a pezuñas, y no precisó de más para darse cuenta inmediatamente de que su cliente era nada menos que Satanás. Entonces Dunstan, muy astuto él, le explicó que, para hacerle las herraduras, era necesario que lo encadenara a la pared. Deliberadamente, procuró que su trabajo resultara tan doloroso que el diablo encadenado le pidió una y otra vez misericordia.
Dunstan se negó a soltarlo hasta obtener el juramento solemne de que el diablo no entraría nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta.

Desde la aparición de esta leyenda en el siglo X, los cristianos colocaban primero la herradura sobre el dintel de la puerta, y más tarde en el centro de ésta, donde cumplía la doble función de talismán y picaporte. La fiesta de san Dunstan se celebraba el 19 de mayo con juegos en los que se empleaban herraduras.

También puede colocarse una herradura sobre la chimenea o a la entrada de las minas. Pero tened en cuenta una cosita de la máxima importancia: Una herradura no puede colgarse de cualquier forma: su disposición correcta es con los extremos hacia arriba, pues de lo contrario su reserva de suerte se vacía.

Encontrar herraduras es también señal de buena fortuna. De hecho, la que se encuentra es un amuleto diez veces más poderoso que una que se compra. Y entre todas ellas, las de hierro son las más afortunadas. El hierro, nacido del matrimonio entre la roca y el fuego, era  utilizado por los herreros para fabricar espadas, herraduras y otros útiles. Se consideraba que los propios herreros traían buena suerte a causa de sus habilidades, por lo cual se los invitaba a las bodas y se creía que eran capaces de mantener alejado al mal, pues el hierro que manejaban habitualmente se consideraba un regalo de los dioses que repelía toda influencia maligna.

La mayoría de las personas creemos en sus capacidades para defendernos de malas vibraciones y atraer las buenas.
Miriam.

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